La noche es cerrada y las campanadas de un reloj tañen las doce.
Entre sus sonidos y el eco de mis pasos llego hasta una vieja puerta, rota y desvencijada por el paso del tiempo.
Parece surrealista verla a casi un metro del suelo, como queriendo invitarnos a entrar en otra dimension, a otro mundo paralelo de solo dos planos dimensionales, ... como la fotografia que os enseño.
